Reclamando su herencia
Amnon Weinstein, luthier y fundador del proyecto Violines de Esperanza (Violins of Hope), nos cuenta una historia tan conmovedora como inspiradora. Tras descubrir que 400 de sus familiares habían sido asesinados durante el holocausto, decidió reclamar su historia perdida en el tiempo. Ha decidido localizar y restaurar violines que fueron utilizados por músicos judíos durante el holocausto, labor que realiza desde hace dos décadas, dedicando cada una de sus obras a los familiares que nunca conoció.
Siendo hoy reconocido como uno de los mejores luthiers del mundo, comenzó su trabajo localizando violines que fueron utilizados en diferentes campos de concentración y laboriosamente los ha reconstruido a su estado original permitiéndoles sonar y devolverles el alma que tanto tiempo se encontró destrozada.
A modo de reivindicación y en honor a la labor de Ammon ha nacido Violines de Esperanza, un proyecto pilotado por el Israelí Shlomo Mintz, encargado de hacer sonar nuevamente a estos violines en conciertos de una calidad e impacto inmensurable.
Un alma detrás de cada violín
La restauración de cada violín dura meses o años, dependiendo del estado en que se encuentren, sin embargo, Amnon deja un pedazo de si mismo en cada uno de ellos, sin contar cada una de las historias detrás de los mismos.
Ha sido muy difícil hacerlo. Como profesional un violín es un violín. Tienen historia en sí mismos. Para que vuelvan a funcionar necesitas el doble o triple trabajo.
Violines que fueron quemados, marcados con la estrella de David y con historias como la del violín que perteneció a un niño judío rescatado por los partisanos en un bosque de Bielorrusia.
Era un prodigio tocando, así que le camuflaron con una familia de granjeros y comenzó a tocar en la cantina de los alemanes. El comandante del grupo de partisanos, trazó un plan para él y el chaval, de unos 13 años; distraídamente introducía dinamita en los distintos rincones cada vez que entraba en la cantina. Consiguieron volar el recinto causando 200 víctimas.
Para Amnon vender los violines es impensable, pero que vuelvan a sonar es una apuesta que ha querido realizar. De esta forma surgió la idea de organizar conciertos con ellos, el primero se realizó en Estambul y a partir de este se ha creado un efecto bola de nieve que ha permitido que se celebren conciertos para multitudes de 4.000 personas en países como Francia y Jerusalén.
Un hombre que sin duda alguna representa perfectamente el poder que el arte y la cultura tienen no solo en las sociedades sino en cada uno de nosotros, como un canal para expresarnos, reclamar nuestros derechos, raíces, identidades y valores.
Cada una de las personas a las que les pertenecieron estos violines hoy se ven reflejadas en el trabajo incansable, esmero y dedicación que Amnon le pone a cada una de sus piezas.
#FairSaturday
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