Barbara Hendricks alza su voz por los derechos civiles

En momentos tales como el contexto actual, donde todo parece alejarnos, se revela la verdadera importancia de la música. La soprano, cantante de jazz y activista Barbara Hendricks lleva toda una vida dedicándose a ella, enarbolándola como bandera en la defensa de los derechos civiles.

Nacida en Estados Unidos en 1948, Barbara vivió una época en la que ser mujer y afroamericana no era fácil. Por si esto fuera poco, en su familia el jazz y el blues eran considerados un pecado, la música de la perdición. No obstante, esto no supuso un obstáculo para la cantante y activista, quien estaba dotada de una gran curiosidad.

Desde sus inicios interpretando arias tradicionales en la iglesia de su barrio, la riqueza de su música nunca dejó de crecer. De hecho, hoy en día es una de las artistas líricas más reconocidas, admiradas y queridas por su público. Su voz le ha llevado a recorrer las mejores Óperas del mundo, y desde 1994, el jazz más profundo forma parte de su repertorio. 

La música siempre ha sido para Barbara la mejor herramienta para unir a las personas. El hilo conductor mediante el que se escriben las historias eternas, se transmiten las emociones, e incluso,a veces, se cuenta aquello capaz de llenarnos de miedo.

A veces es lo que se cuenta lo que nos llena de miedo.

Sin embargo, frente a los miedos y la incertidumbre, en una de sus últimas entrevistas,la artista nos anima a (re)descubrir los pequeños detalles. Esos a los que no siempre prestamos la atención debida: un buenos días con el que comenzar el día, una sonrisa a tiempo, porque:

(…) hay gente haciendo cosas maravillosas que no son estrellas. Por eso creo que, cuando hay alguien que deja una buena vibración en este mundo, hay que hacerlo saber.

Por otro lado, su faceta como activista se ha centrado en la defensa de la causa de los refugiados, sobre todo de las mujeres. Esta labor le ha valido numerosos reconocimientos como el nombramiento de “Embajadora de buena voluntad" de ACNUR en 1987 o el haber sido galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en el año 2000.

En su nueva gira, la cantante redescubre el góspel con un repertorio basado en dos premisas fundamentales:

Primero, que sean canciones que me emocionen. Y segundo, que sean útiles en este momento. Porque creo que ahora, en este auge de los populismos, necesitamos esta música de verdad (…).

#FairSaturday

 

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