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Hace unos días, un músico compartía una conversación mantenida con un conocido suyo, médico, cuando éste regresaba de una extenuante jornada de trabajo en un hospital público, saturado por la emergencia sanitaria del COVID-19. El músico le decía: “No sabes cuánto admiro vuestro trabajo: a diferencia de nosotros, vosotros salváis vidas”, a lo que el médico respondió: “Sin embargo, yo sí que admiro y agradezco el vuestro: muchos no podríamos aguantar estos días si no fuese porque, al final de una jornada infernal, es vuestra música la que nos hace reconciliarnos con el mundo, la que nos devuelve la fe en el futuro y la que nos permite dormir y renovar fuerzas y energía para volver a enfrentarnos a esta locura”. Y es que, incluso en el terrible contexto de esta pandemia asesina, no podemos olvidar que la cultura, las artes y la imaginación humana no se reducen a un mero ejercicio ornamental de prescindible entretenimiento: son, y han sido siempre, herramientas esenciales para nuestra supervivencia. Para los confinados, los enfermos, los sanitarios, los transportistas, las fuerzas de seguridad, los trabajadores de todas aquellas industrias consideradas hoy esenciales, y para el conjunto de la ciudadanía, la cultura es el combustible que nos permite resistir anímicamente los embates del miedo, el agotamiento y la incertidumbre y, fundamentalmente, lo que nos permite soñar con un futuro mejor.

Sin embargo, la reflexión que está totalmente ausente del tormentoso debate público de estos días es que si las artes llegan a la ciudadanía, lo hacen únicamente gracias al trabajo de multitud de personas con nombres, apellidos y familias a su cargo; profesionales que también sufren de manera evidente viendo cómo esta crisis sanitaria está desarmando día a día las endebles estructuras del sector que les da de comer. Un sector, el cultural, frágil y desprotegido, cuyos eslabones más débiles –sus pequeñas empresas sin asalariados y sus trabajadores intermitentes, sin salario fijo, sin contrato estable y huérfanos de un marco legal que contemple las especificidades de su actividad en los ámbitos laboral, tributario y de protección social– miran al futuro con una inseguridad aterradora, preguntándose cómo van a subsistir.

Los profesionales del mundo de la cultura somos perfectamente conscientes del estado de emergencia sanitaria y social que esta pandemia está provocando en nuestra sociedad. Nunca hemos querido, ni mucho menos, que se antepongan las necesidades de nuestro sector a las de ningún otro, y no lo queremos ahora que tantos se juegan valientemente la vida por la salud de los demás. Hoy, más que nunca, lo primero es indiscutiblemente lo primero. Sin embargo, lo que sí es pertinente demandar es que la cultura y sus trabajadores no sean relegados a la anécdota política, degradando a la categoría de ornamental una actividad que es socioeconómicamente estructural y –estos días especialmente– humanamente imprescindible. Por ello, es fundamental que gobierno central, comunidades autónomas y ayuntamientos asuman sus responsabilidades, actúen coordinadamente y no se queden esperando a un “día después” (sic.) que nadie puede fechar para preocuparse por quienes hacen posible que, justo ahora, en momentos de tanta fragilidad, no caigamos en la desesperación, la depresión o la locura. Si eluden hoy la urgencia de esta tarea, cuando decidan despertar, para muchas familias, para muchos proyectos culturales y para muchas pequeñas empresas y trabajadores freelance del sector, será demasiado tarde.

Hemos visto estos días a multitud de cargos políticos, cuya responsabilidad institucional es gestionar la sostenibilidad del universo cultural del país, aplaudir la generosidad de los artistas que comparten estos días su creatividad por las redes y en los balcones; hemos visto como, en sus redes sociales, recomiendan y se dejan recomendar libros, películas, exposiciones online, discos y series, e incluso les hemos leído y oído en diversos medios de comunicación alabar públicamente la importancia de la cultura en nuestras vidas. Eso está muy bien, sin duda, pero señoras y señores con responsabilidades políticas en el ámbito de la cultura: esa no es la tarea que le encomendamos los ciudadanos democráticamente. Su misión fundamental, como servidores públicos, es garantizar que el tejido cultural no se gangrene como consecuencia de esta crisis sanitaria, tomando para ello medidas urgentes, inmediatas y dotadas de concreción presupuestaria. Las cerca de un millón de familias que en este país viven y comen directamente de las industrias culturales, más que sus aplausos, sus artículos de prensa, sus tweets y sus recomendaciones, lo que necesitan es que ustedes se pongan manos a la obra. Y, si bien es cierto que el Ministerio de Cultura ha comenzado a dar, tras semanas de preocupante inacción, las primeras señales de reconocer, con algunas medidas, que las industrias culturales de este país necesitan un tratamiento específico y una consideración en pie de igualdad con otros sectores productivos (representan un 3,2% del PIB, su aportación al VAB es del 3,4% y condicionan entre el 15%-20% de los movimientos turísticos), lo evidente es que muchos ayuntamientos y comunidades autónomas —que manejan un enorme porcentaje del presupuesto público para la cultura— permanecen prácticamente inactivos y que, verdaderamente, aún estamos a años luz de nuestros vecinos europeos. De hecho, la mayoría de los gobiernos de nuestro entorno han tomado ya decisiones de mucho mayor calado para atajar esta crisis, dotadas de partidas presupuestarias concretas. Portugal ha liberado ya un fondo para apoyar a los muchos trabajadores de la cultura que queden –como aún ocurrirá aquí, a pesar de las tímidas medidas recientemente anunciadas– fuera de las líneas de ayuda generales, Italia destinará más de 130 millones de euros a las artes escénicas y al audiovisual, Francia revisará todas las obligaciones tributarias y de seguridad social de los trabajadores intermitentes de la cultura y destinará un fondo inicial de 20 millones a ayudas para intermitentes del mundo del libro, las artes escénicas y la música, el Arts Council de Reino Unido destinará 160 millones de libras para paliar específicamente los efectos de la crisis en el sector y el Ministerio de Cultura de la República Federal de Alemania ha anunciado un paquete de 50.000 millones de euros —sí, lo han oído bien—, para apoyar al mundo de la cultura. La Ministra de Cultura alemana, Monika Grütters, ha dotado así de contenido real a sus declaraciones, en las que afirmaba que “una sociedad democrática necesita un paisaje cultural diverso” y que “los artistas no sólo son indispensables, sino vitales, en momentos como este”, anunciando, además, un presupuesto específico para alquileres de locales culturales y la exención total de los pagos a la seguridad social para artistas y creadores freelance.

La cultura no es un lujo, pero tampoco es gratis. Como responsables de su gestión pública, ustedes no deben confundirse: trabajar para hacerla accesible y aplaudir la genuina generosidad de sus profesionales en el contexto actual no implica dar por supuesto que éstos viven del aire que desciende del Parnaso. Y algunas de las declaraciones públicas que ustedes han hecho recientemente contribuyen a crear un peligroso clima de opinión en el que se puede llegar a pensar que los artistas se autoabastecen de la belleza y del bienestar que contribuyen a crear. Nada más lejos de la realidad: las musas, si es que existen, no dan de comer y, sin embargo, las herramientas institucionales, legislativas, presupuestarias y tributarias que ustedes tienen a su disposición como gestores públicos sí pueden evitar la debacle de un sector en plena zozobra. España –representada democráticamente por sus instituciones– no puede quedarse impávida viendo cómo naufraga el futuro de aquellos que nos permiten emocionarnos y reecontrarnos con la verdadera esencia de nuestra humanidad, alimentando nuestra imaginación y nuestra capacidad de soñar. Como responsables institucionales del tejido cultural, escuchen y sigan las recomendaciones de los profesionales —que siempre estaremos a su entera disposición para contribuir generosa y constructivamente en la medida de nuestras posibilidades—, reúnanse con sus homólogos europeos, estudien la aplicación de sus propuestas, habiliten espacios de colaboración institucional entre los diferentes niveles de la administración y profundicen en su acción, tomando medidas más valientes, de auténtico calado estructural. Transformen las palabras en hechos.

Las crisis hacen emerger a los verdaderos líderes y retratan a quienes decidieron esconderse ante la adversidad. Ejerzan pues su liderazgo en el ámbito cultural, que es, en democracia, el liderazgo que los ciudadanos les hemos encomendado, y no defrauden nuestra confianza e hipotequen el futuro de toda la ciudadanía. Porque una sociedad que no cuida su cultura, abandonando a su suerte a quienes la producen, es una sociedad abocada al oscuro abismo de la barbarie. Y la democracia no resistirá semejante cataclismo.

PREMIOS NACIONALES FIRMANTES

  • Joaquín Achúcarro (Música-Interpretación, 1992)
  • José Luis Alcaine (Cinematografía, 1989)
  • Pedro Almodóvar (Cinematografía, 1990)
  • Carlos Álvarez (Música-Interpretación, 2003)
  • Alfredo Aracil (Música-Composición, 2015)
  • Santiago Auserón (Músicas Actuales, 2011)
  • Ramón Barea (Teatro, 2013)
  • María Bayo (Música-Interpretación, 2009)
  • Justo Beramendi (Ensayo, 2008)
  • Cecilia Bercovich, Trío Arbós (Música-Interpretación, 2013)
  • Jonathan Brown, Cuarteto Casals (Música-Interpretación, 2006)
  • Jordi Buxó, Teatro Kamikaze (Teatro, 2017)
  • Antonio Canales (Danza, 1994)
  • Benet Casablancas (Música-Composición, 2013)
  • Antón Castro (Periodismo Cultural, 2013)
  • Teresa Catalán (Música-Composición, 2017)
  • Josep Colom (Música-Interpretación, 1998)
  • Alberto Corazón (Diseño, 1989)
  • Javier Darias (Música-Composición, 2018)
  • María De Alvear (Música-Composición, 2014)
  • Manuel De Blas (Teatro, 1992)
  • Rafael Estévez, Estévez/Paños (Danza, 2019)
  • Jose de Eusebio, Sax Ensemble (Música-Interpretación, 1997)
  • Suso De Toro (Narrativa, 2003)
  • Miguel Del Arco, Teatro Kamikaze (Teatro, 2017)
  • David Del Puerto (Música-Composición, 2005)
  • Israel Elejalde, Teatro Kamikaze (Teatro, 2017)
  • Jose Ramón Fernández (Literatura dramática, 2011)
  • Jorge Fernández Guerra (Música-Composición, 2007)
  • Diego Fernández Magdaleno (Música-Interpretación, 2010)
  • Josep María Flotats (Teatro, 1989)
  • Esther García (Cinematografía, 2018)
  • Juan Carlos Garvayo, Trío Arbós (Música-Interpretación, 2013)
  • Almudena Grandes (Narrativa, 2018)
  • Jose Luis Gómez (Teatro, 1988)
  • Jose Miguel Gómez, Trío Arbós (Música-Interpretación, 2013)
  • Manuel Gutiérrez Aragón (Cinematografía, 2005)
  • Diego Gutiérrez del Valle, Revista Peonza (Fomento de la Lectura, 2018)
  • Aitor Hevia, Cuarteto Quiroga (Música-Interpretación, 2018)
  • Félix Ibarrondo (Música-Composición, 2019)
  • Alberto Iglesias (Cinematografía, 2007)
  • Andrés Lima (Teatro, 2019)
  • Elvira Lindo (Literatura infantil y juvenil, 1998)
  • Eduardo López Banzo, Al Ayre Español (Música-Interpretación, 2004)
  • Jose Manuel López-López (Música-Composición, 2000)
  • Diego A. Manrique (Periodismo Cultural, 2014)
  • Tomás Marco (Música-Composición, 1969 y 2002)
  • Jose Carlos Martínez (Danza, 1999)
  • Federico Martínez, Sax Ensemble (Música-Interpretación, 1997)
  • Vera Martínez-Mehner, Cuarteto Casals (Música-Interpretación, 2006)
  • Martirio (Músicas Actuales, 2016)
  • Juanjo Mena (Música-Interpretación, 2016)
  • Elena Mendoza (Música-Composición, 2010)
  • Josefina Molina (Cinematografía, 2019)
  • MªJosé Montiel (Música-Interpretación, 2015)
  • Antonio Muñoz-Molina (Narrativa 1988, 1992)
  • Xose Manoel Núñez-Seixas (Ensayo, 2019)
  • Alex Ollé, La Fura dels Baus (Teatro, 1993)
  • Víctor Pablo Pérez (Música-Interpretación, 1995)
  • Valeriano Paños, Estévez/Paños (Danza, 2019)
  • Jorge Pardo (Músicas Actuales, 2015)
  • Marisa Paredes (Cinematografía, 1996)
  • Antoni Parera (Música-Composición, 2017)
  • Lluís Pasqual (Teatro, 1984 y 1991)
  • Vicky Peña (Teatro, 2009)
  • Javier Perianes (Música-Interpretación, 2012)
  • Olga Pericet (Danza, 2018)
  • Helena Poggio, Cuarteto Quiroga (Música-Interpretación, 2018)
  • Asier Polo (Música-Interpretación, 2019)
  • Josep Pons (Música-Interpretación, 1999)
  • Alberto Posadas (Música-Composición, 2011)
  • Josep Maria Pou (Teatro, 2006)
  • Josep Puchades, Cuarteto Quiroga (Música-Interpretación, 2018)
  • Ventura Rico, Orquesta Barroca de Sevilla (Música-Interpretación, 2011)
  • Manuel Rivas (Narrativa, 1996)
  • Xesús Ron, Grupo Chévere (Teatro, 2014)
  • Antoni Ros Marbá (Música-Interpretación, 1989)
  • Christina Rosenvinge (Músicas Actuales, 2018)
  • Jesús Rueda (Música-Composición, 2004)
  • Javier Ruibal (Músicas Actuales, 2017)
  • Jose Antonio Ruiz De la Cruz (Danza, 1997)
  • Alberto Sanjuán, Animalario (Teatro, 2005)
  • José María Sánchez-Verdú (Música-Composición, 2003)
  • Jordi Savall (Música-Interpretación, 2014)
  • Julieta Serrano (Teatro, 2018)
  • Cibrán Sierra, Cuarteto Quiroga (Música-Interpretación, 2018)
  • Mauricio Sotelo (Música-Composición, 2001)
  • Arturo Tamayo (Música-Interpretación, 2002)
  • Aitor Tejada, Teatro Kamikaze (Teatro, 2017)
  • Abel Tomàs, Cuarteto Casals (Música-Interpretación, 2006)
  • Arnau Tomàs, Cuarteto Casals (Música-Interpretación, 2006)
  • Jesús Torres (Música-Composición, 2012)
  • Rosa Torres Pardo (Música-Interpretación, 2017)
  • Jose Luis Turina (Música-Composición, 1996)
  • Jesús Villa-Rojo (Música–Composición, 1994)

Todos sabemos lo que es un mercado. Un lugar donde comprar fruta, verdura, carne… todo tipo de productos diferentes. Y sí, aunque todos los mercados sean diferentes, sin duda hay uno que destaca sobre el resto. Ese es Union Market. Un mercado que es mucho más que un lugar donde se vende comida.

 

Union Market: de producción a creación

Union Market surgió del “Central Market” de Washington. Situado entre el Capitolio y la Casa Blanca, el Central Market era un mercado privilegiado. Pero, la construcción del Archivo Nacional supuso su destrucción.

Es por ello que en 1931, se construyó el Union Terminal Market, como lugar donde realojar a los vendedores que se habían quedado sin mercado. El mercado fue creciendo, hasta alcanzar más de 700 vendedores en 1931. Pero, en 1961, el Ayuntamiento prohibió la venta de carne y huevos en la calle, forzando el cierre de muchos vendedores.

Aunque en los años siguientes el mercado mejoró su situación, todo cambió en 1989. El mercado, afectado por estar situado en una zona industrial, sufrió la pérdida de muchos vendedores. Desde Union Terminal Market lo tenían claro. O se renovaban, o el proyecto no seguía adelante. Por eso, dieron con una idea de mercado diferente. Y crearon Union Market.

 

Union Market: un lugar para la integración

Union Market es mucho más que un mercado. Su modernización ha hecho del barrio en el que se encuentra un lugar turístico. Y lo han aprovechado. Y es que, gracias a la modernización, el mercado ha conseguido generar 20.000 nuevos puestos de trabajo. Puestos, que van acompañados de viviendas que permiten que cualquier persona de cualquier clase económica tenga un hogar.

Además, desde Union Market promueven y ayudan a que los jóvenes emprendan. Y es que desde el mercado lanzaron un proyecto para que jóvenes con ideas puedan presentar sus proyectos culinarios a chefs e inversores y, si convencen, puedan ponerlos en marcha en el propio recinto.

Peor el espíritu inclusivo va más allá de lo económico. Union Market colabora con la Universidad de Gallaudet para que personas con discapacidad auditiva puedan trabajar e integrarse en la sociedad.

El arte y la cultura son esenciales en la sociedad. Sin embargo, en algunos lugares es mucho más complicado desarrollarse artísticamente que en otros. Pero, por suerte, la creatividad siempre se hace paso a los problemas. Este es el caso de mARTadero, que pasó de ser un antiguo matadero a convertirse en uno de los viveros de arte más importantes.

 

De matadero a mARTadero

Tener un matadero en tu ciudad no es agradable. Y si ello acarrea problemas de salubridad pública… aún menos. Eso es lo que vivieron en Cochabamba de 1924 a 1992. Un matadero en la ciudad que dificultaba la convivencia vecinal.

Sin embargo, gracias a las protestas por los daños que causaba el matadero, consiguieron que este se trasladara a otro lugar, dejando tras de sí un edificio abandonado de 2.900m2.

¿Qué puedes hacer con un lugar así? A los artistas de Cochabamba se les ocurrió una idea. El matadero serviría como lugar para representar tus obras y piezas. Así, darían uso al antiguo matadero abandonado, logrando en el proceso un lugar donde expresarse artísticamente.

Tras varios años intentándolo, en 2004 la asociación NADA junto con el ayuntamiento de Cochabamba habilitaron el lugar. Así, lograron que el antiguo matadero acogiese la segunda edición de la CONART 2004. Ese fue, el primer paso de lo que hoy se conoce como mARTadero.

 

mARTadero: un lugar donde desarrollarse artísticamente

Desde 2004 mARTadero ha evolucionado. Hoy en día es un vivero de las artes. Un lugar para fomentar y apoyar las ideas artísticas tanto de Bolivia como de otros rincones del mundo. Un lugar donde expresarse.

Porque no siempre es fácil para los artistas encontrar en un lugar donde sean comprendidos, puedan intercambiar conocimiento y experiencias y puedan experimentar. Por suerte, en Cochabamba está mARTadero.

Desde Fair Saturday lo intentamos de otra forma, mediante un festival abierto para artistas… Pero, sin duda, aún hay mucho que hacer.

¿Puede el teatro ayudar a la vida de las personas? En el Festival Internacional Cervantino de México creen que sí. Por eso, crearon el Proyecto Ruelas, un proyecto creado con el objetivo de ayudar a las personas mayores de México.

 

Proyecto Ruelas: más allá de la pobreza

Muchas veces se entiende como persona desfavorecida gente que está en situación de pobreza. Pero no es necesariamente así. Hay personas que, sin estar en situación de pobreza están claramente desfavorecidas. Un ejemplo de ello son las personas mayores en Guanajuato.

En México hay más de 4,4 millones de personas mayores de 70 años, de los que el 27,9% dice haber sentido que sus derechos no han sido respetados por la edad.

A las personas mayores no se las escucha. Pero debería. Y el Proyecto Ruelas lo intenta mediante el teatro.

 

Un teatro para personas mayores

El Proyecto Ruelas busca atender las necesidades de las personas mayores a través del arte. Para ello, reconocidos directores colaboran junto con las personas residentes de los centros gerontológicos de El Cambio y Las Teresas, en Guanajauto.

De esta manera, los ancianos participan en actividades, se mueven y socializan a la vez que demuestran su valor en la sociedad y sus necesidades.

Se trata, pues, de usar el teatro como altavoz para las personas mayores.  Para que puedan decir al mundo cómo están. Para que se puedan mover y relacionar. Porque la gente mayor es mucho más útil de lo que las personas suelen creer. Y todo, gracias al teatro.

Fundación Boteritos: Arte y cultura para gente con diversidad cognitiva

El arte y la cultura son clave para desarrollar las capacidades de los individuos. La fundación taller de Arte Boteritos parte de esta idea para ayudar a que personas con diversidad cognitiva desarrollen sus habilidades y se sientan integrados en la sociedad.

Todo comenzó hace ya 20 años en Cali, Colombia. Durante todo este tiempo, han ayudado y ayudan a cientos de jóvenes. Para ello, desarrollan varios programas:

  • El teatro. Realizan diferentes montajes teatrales, de diferentes obras, entre las que ha destacado la obra “Boteritos Circus y sus Muchachos Especiales”.
  • La música. En la cultura Caleña, la música tiene un lugar privilegiado. Por ello, la fundación Boteritos cuenta con la orquesta “Sonora Boteritos”.
  • Talleres de pintura, a través de los cuales se pintan segundos originales de obras famosas, que más tarde se exponen.
  • Clases de la danza, desde danza árabe a danza folclórica, para que los estudiantes se adentren vivan una experiencia de movimiento única.

La fundación lleva 20 años demostrando que el arte y la cultura son una herramienta muy útil para que las personas con diversidad cognitiva desarrollen sus habilidades artísticas, sus relaciones afectivas y, en resumen, se desarrollen para poder vivir con normalidad en un mundo injusto con ellos.

En definitiva, la fundación Boteritos es claro ejemplo del poder transformador que el arte y la cultura tienen en nuestra sociedad. ¡Viva Boteritos!

Danza, emociones y poesía para homenajear a todas las mujeres.

La compañía valenciana Maduixa, inicia su trayectoria artística en Sueca (Valencia) en el año 2004. Sus valores: conjugar el teatro, la danza, las artes plásticas, las nuevas tecnologías, una cuidada puesta en escena y una sólida interpretación.

MULÏER es un espectáculo de danza sobre zancos interpretado por cinco bailarinas. Ganador de dos premios MAX, premio al Mejor Espectáculo de Calle y Mejor Composición Musical. Unos de los reconocimientos más importantes en el mundo de las artes escénicas.

Danza por las mujeres

Fuente: Maduixa creacions

Este espectáculo es un homenaje a todas las mujeres que durante siglos y siglos de opresión han luchado para mantener vivo su yo salvaje, y que reclaman su derecho de bailar y correr libremente por las calles y plazas de la sociedad.

Habla de la naturaleza instintiva de la mujer y cómo se ha reprimido de varias maneras… Hablamos de la mujer maltratada, el cansancio femenino, la mujer madre, la mujer que limpia, que trabaja, que obedece… Es un homenaje a todas las mujeres que durante siglos han vivido oprimidas, y Mulïer se centra en la búsqueda de esta mujer que intenta quitarse todas estas capas para encontrarse con esta esencia más animal y libre. – Joan Santacreu, fundador de ‘Maduixa Teatre’

Pretenden investigar los límites físicos con la danza y el equilibrio, el movimiento y la poesía o la fuerza y las emociones.

Danza por las mujeres

Fuente: Maduixa creacions

Las mujeres son el punto de partida. El espectáculo nace de la necesidad de explorar la identidad femenina a través del juego corporal, haciendo hincapié en la imagen, la poética visual y la narración para llegar a la sensibilidad del espectador.

La calle, de alguna manera acerca el teatro a un público muy amplio. También un espectáculo en la calle da la oportunidad de ver espectáculos vivos a personas que seguramente no se plantearían ir a ver un espectáculo de danza a una sala. Puede ser el gancho para crear nuevos públicos y adentrarlos en el mundo del teatro o la danza. A veces, otras personas lamentablemente no se lo pueden permitir… Por eso, la importancia de representar en la calle. Es acercar la cultura y el arte de una manera abierta a la sociedad. -Joan Santacreu, fundador de ‘Maduixa Teatre’

Fuente y más información:

Valenciaextra.com

www.maduixacreacions.com 

#FairSaturday

Vania Masías Málaga, bailarina y coreógrafa peruana de ballet y danza contemporánea, dejó un futuro prometedor en Europa para regresar al Perú y crear una asociación cultural sin fines de lucro orientada a la transformación social y a la promoción cultural, inspirada por el gran talento de l·s jóvenes acróbatas de las calles de Lima.

Un proyecto que se inició con la ambición de formar como líderes a jóvenes de sectores marginales de Perú. 

Así se creó D1 Asociación Cultural, una institución en la cual se forman alrededor de 7.000 jóvenes al año, convirtiéndose en uno de los principales referentes exitosos en el uso de las artes como herramienta de transformación social de Perú.

¿Cómo lo hacen?

A través de la danza generan oportunidades de desarrollo con un enfoque transformador que articula el potencial humano y artístico. Además, promueven una cultura integradora y creativa, incentivando la cultura y el desarrollo social ayudando a generar un cambio de actitud en las personas a través del arte.

El objetivo es construir un Perú con más oportunidades para tod·s.

Se estima que hasta la fecha, ha tenido un impacto muy positivo en más de 170.000 personas de forma directa, desarrollando estrategias de auto sostenibilidad a través de sus escuelas privadas de baile, y uno que otro apoyo del sector privado.

 

Fuente: D1-Dance.com

Todo el tiempo D1 se prepara para innovar y ofrecer clases en diferentes estilos de danza. Que buscan impartir una formación integral en sus alumn·s, preocupándose por su desarrollo personal y usando como herramienta la danza para lograrlo.

Y además de todo esto, D1 Proyecto Ángeles San Miguel ha sido uno de los participantes de Fair Saturday Perú 2017. ¿Qué más se puede pedir? ¡A seguir creando!

#FairSaturday

Más información:

www.d1-dance.com

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